Una vez más
los humanos tenemos la culpa de acabar con lo único bonito que nos queda de la
tierra, su belleza, sus bosques, su vegetación, sus especies y su fresco aire.
Chiloé, una
preciosa isla chilena, donde la paz y la serenidad reinaban en ella, ahora sus
bosques están sufriendo la tala ilegal y el dolor de un fuerte incendio, acabando con la vida de este espectacular
paraje.
Aunque las medidas del gobierno chileno son bastantes estrictas como por ejemplo, no se debe quemar a menos de 100 metros a orillas de la carretera, ni a menos de trescientos metros de ríos ni lagos ni bajo tendidos eléctricos. No son suficientes y es triste el pensar que lugares tan de ensueño poco a poco estamos acabando con ellos.
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